miércoles, 29 de agosto de 2007

A una Madre

Para mi amiga. y para todas las madres.
pero me queda pendiente otra de la madre especial.

A UNA MADRE .

Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer pude convertirse en
madre. La naturaleza la ha dotado a mansalva del "instinto maternal" con la
finalidad de preservar la especie. Si no fuera por eso, lo que ella haría al
ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería alejarla de ella.
Pero gracias al "instinto maternal" la mira embobada, la encuentra preciosa
y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.

Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar
pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse
delgada.

Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se
laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen,
tomen leche.

Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las
palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar
o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada...

Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando
llega hacerse la dormida para no fastidiar.

Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se
enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.

Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír
cuando los ve sufriendo.

Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía,
confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.

Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan.

Es decir, que "son cosas de la edad" cuando la mandan al carrizo.

Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que
llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la
Madre.

El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno
alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido,
culpable e irremisiblemente huérfano.

Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos
veces.

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