domingo, 9 de septiembre de 2007

EL DESVIO

Cuando el reloj marcaba las 20 horas, parecía que el invierno se apoderaba de la ciudad. Manuel salió chato de su trabajo; su cansancio era evidente. Solo su king en casa lo podría relajar.
- Hola, ¿Como estás?
Sin responder el saludo, subió al auto. La verdad es que no interesaba si ella estaba
bien o no, y mucho menos su nombre.
Quince minutos después, bajó del auto. Manuel ya se sentía mejor. Por diez mil pesos logró dejar
atrás la amarga rutina y se preparaba para llegar al hogar.
Ya, en su king, escucha:
¡como te fue hoy mi amor?.

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